Consideraciones sobre los miembros convencidos de grupos sectarios
A mi modo de ver está claro que los miembros militantes de los denominados grupos sectarios peligrosos para la integridad de las personas "están bien" mientras están “enchufados” a su ideología constantemente. Lo digo porque alguien muy cercano a mi ha vivido una experiencia así, la he vivido intensamente, y he podido reflexionar ampliamente sobre ello. Después de muchos años de fuerte militancia, al dejar todo aquello me decía que lo único que contrarrestaba en parte el enorme desgaste que produce la aburrida rutina del día a día, eran las lecturas, clases y reuniones, vamos el adoctrinamiento puro y duro (¡resulta que con eso se empieza cuando llegas allí! ¿No será ese uno de los enganches y seguros "anti-desbandada" más importantes que existen?).
Es como cuando una pareja trata de mantener su fuego con la socorrida técnica de la discusión y posterior reconciliación, para no reconocer que quizá ya no tienen nada importante que compartir, que su proyecto en común es un folio en blanco.
Parafraseando a A. Huxley en su obra ´Un mundo feliz´, yo pienso que la ración de soma, o el placebo, lo constituye en esos lugares el constante refuerzo del adoctrinamiento recibido. Ya no hacen falta alambradas electrificadas, guardias y perros rabiosos, ni siquiera puertas, ahora eres tú el que aceptas sumisamente las cadenas-normas, e incluso podrías llegar a defender con tu vida si es preciso a ese colectivo por encima de cualquier cosa en tu vida. Ése es el tipo de “persona” que allí se intenta formar, un obediente soldado que reprime con fuerza su naturaleza en bien del conjunto, y en eso nos llegamos a convertir si deseamos fervientemente que se nos “desvelen” los secretos más íntimos del movimiento de turno.
En mi opinión, la felicidad no necesariamente es una muestra de salud mental y equilibrio personal, si no que en buena parte deriva del resultado de estar rodeado en la vida de aquello que crees bueno para ti y para los demás, algo muy relacionado con la búsqueda de la plenitud y el éxito en la vida (cosas que no tienen por qué ser objetivamente positivas para la persona aunque ella en su parcialidad no llegue a verlo). Al haber recibido e impartido toneladas de “formación”, esta persona cercana dice que ante ese parón total de transfusiones continuas de adoctrinamiento, ve con claridad esto que yo te digo ahora.
Hoy al estar en pleno proceso de "desintoxicación mental" comienza a ver con claridad los daños que produce una “formación” de estas características. Y eso no implica que debas desconfiar de los demás y de sus intenciones, sino poner periódicamente en la picota de la duda razonable a tu entendimiento. Sería anticonstitucional, antiético y atentaría contra los derechos humanos más elementales, el obligar a esas personas a ´volver a la senda de la cordura´, porque objetivamente nadie tiene la verdad. Tan solo es esencial para las personas el mostrar el efecto de las ´malas praxis´ grupales e individuales y el funcionamiento del cerebro y de la mente, para que las personas sepamos que todos somos susceptibles de ser engañados y utilizados para cumplir los fines de otros.
Creo que se trata de invitar a la persona que lo requiera a que considere esta cuestión de la legitimidad de su movimiento, cuestión capital que en estos casos suele espantar a una enorme cantidad de socios por los atávicos miedos con los que está relacionada. Desde el momento en que esa idea más extraña de lo ´normal´ es sembrada de esa forma (persuasión coercitiva), germina y crece en uno, forma parte de él o ella y difícilmente va a ser identificada como algo ajeno. Pero yo observo que hay que saber distinguir muy bien las ideas de los demás de las ideas de uno, y reconocer que la mente es cambiante a más no poder porque su objetivo es la auto supervivencia. Por ello defender las ideas de los demás y hasta las propias ´a capa y espada´ sin someterlas periódicamente a la duda razonable, es una postura que antes o después nos llevará a un grave conflicto (no hay más que ver como las personas y sociedades en grave conflicto dan peligrosos bandazos).
No se pueden tener tapados indefinidamente ´los ojos del entendimiento´. Aún así, en algún momento de tu participación reconocerás que no estás en un lugar idílico (se acabó la fase denominada como ´luna de miel´), pero que la suma de lo negativo y positivo tiene un saldo que a ti te compensa; ha llegado el momento más peligroso y más adictivo a medio o largo plazo en una relación, la conformidad.
Hay que tener muy claro que si adquirimos grandes cantidades de subjetividad en el mercadillo de las ideas, entonces dejamos de observar al mundo con curiosidad para tener una explicación única, monolítica. Ahora estamos en disposición de llegar a ser sumamente felices porque el mundo está ordenado y todo tiene una respuesta conciliadora. Esto supone para mí una aberración porque dejamos totalmente en manos de otros las respuestas a las preguntas más recurrentes del ser humano y a las que tenemos el derecho adquirido de tratar de responderlas a nuestra manera por nuestra condición de seres pensantes.
Si a esta desgraciada y mayoritaria práctica humana del dejar estas cuestiones vitales en manos de otros, le añadimos personas o movimientos altamente dañinos por su concepción del mundo y secretos fines que no le revelan a nadie que no esté entregado totalmente a su causa, llegamos al escenario en el que esta y otras muchas personas vivieron durante años. Al “hacer suyas” las ideas de los demás sin utilizar el raciocinio y aplicar la duda razonable, se acostumbraron a no percibir por sí mismos el mundo y por ende se vieron abocados a ser ciegos, sordos y mudos al rico mundo plagado de matices que les aguardaba ´ahí fuera´.
Educarse en considerar las ideas de los demás, pero no dejar que ninguna de ellas eclipse nuestro entendimiento convirtiéndose en una idea nuclear insustituible, es vital para conservar nuestra independencia y equilibrio, y poder así brindar al mundo nuestra particular aportación. Si cada uno constituye una pieza única que observa la vida desde una óptica única, el pensamiento único constituye la muerte en vida de la persona en cuestión. Es evidente que todos sumamos piezas al complicado puzzle de la vida y eso es lo que nos ayuda a todos a tratar de comprenderlo, pero estas interpretaciones son pasajeras y temporales, y al empeñarnos en que no lo sean creamos tremendos conflictos personales y colectivos.
Cambiar de opinión e incluso de ideales, siempre acompañados de buenas dosis de sentido común y una buena y sólida formación, forma parte de la dinámica de la vida. Todo en nosotros es relativo y tiene importancia en la medida en que nos afecta en cada momento de nuestra vida.
Parafraseando a A. Huxley en su obra ´Un mundo feliz´, yo pienso que la ración de soma, o el placebo, lo constituye en esos lugares el constante refuerzo del adoctrinamiento recibido. Ya no hacen falta alambradas electrificadas, guardias y perros rabiosos, ni siquiera puertas, ahora eres tú el que aceptas sumisamente las cadenas-normas, e incluso podrías llegar a defender con tu vida si es preciso a ese colectivo por encima de cualquier cosa en tu vida. Ése es el tipo de “persona” que allí se intenta formar, un obediente soldado que reprime con fuerza su naturaleza en bien del conjunto, y en eso nos llegamos a convertir si deseamos fervientemente que se nos “desvelen” los secretos más íntimos del movimiento de turno.
En mi opinión, la felicidad no necesariamente es una muestra de salud mental y equilibrio personal, si no que en buena parte deriva del resultado de estar rodeado en la vida de aquello que crees bueno para ti y para los demás, algo muy relacionado con la búsqueda de la plenitud y el éxito en la vida (cosas que no tienen por qué ser objetivamente positivas para la persona aunque ella en su parcialidad no llegue a verlo). Al haber recibido e impartido toneladas de “formación”, esta persona cercana dice que ante ese parón total de transfusiones continuas de adoctrinamiento, ve con claridad esto que yo te digo ahora.
Hoy al estar en pleno proceso de "desintoxicación mental" comienza a ver con claridad los daños que produce una “formación” de estas características. Y eso no implica que debas desconfiar de los demás y de sus intenciones, sino poner periódicamente en la picota de la duda razonable a tu entendimiento. Sería anticonstitucional, antiético y atentaría contra los derechos humanos más elementales, el obligar a esas personas a ´volver a la senda de la cordura´, porque objetivamente nadie tiene la verdad. Tan solo es esencial para las personas el mostrar el efecto de las ´malas praxis´ grupales e individuales y el funcionamiento del cerebro y de la mente, para que las personas sepamos que todos somos susceptibles de ser engañados y utilizados para cumplir los fines de otros.
Creo que se trata de invitar a la persona que lo requiera a que considere esta cuestión de la legitimidad de su movimiento, cuestión capital que en estos casos suele espantar a una enorme cantidad de socios por los atávicos miedos con los que está relacionada. Desde el momento en que esa idea más extraña de lo ´normal´ es sembrada de esa forma (persuasión coercitiva), germina y crece en uno, forma parte de él o ella y difícilmente va a ser identificada como algo ajeno. Pero yo observo que hay que saber distinguir muy bien las ideas de los demás de las ideas de uno, y reconocer que la mente es cambiante a más no poder porque su objetivo es la auto supervivencia. Por ello defender las ideas de los demás y hasta las propias ´a capa y espada´ sin someterlas periódicamente a la duda razonable, es una postura que antes o después nos llevará a un grave conflicto (no hay más que ver como las personas y sociedades en grave conflicto dan peligrosos bandazos).
No se pueden tener tapados indefinidamente ´los ojos del entendimiento´. Aún así, en algún momento de tu participación reconocerás que no estás en un lugar idílico (se acabó la fase denominada como ´luna de miel´), pero que la suma de lo negativo y positivo tiene un saldo que a ti te compensa; ha llegado el momento más peligroso y más adictivo a medio o largo plazo en una relación, la conformidad.
Hay que tener muy claro que si adquirimos grandes cantidades de subjetividad en el mercadillo de las ideas, entonces dejamos de observar al mundo con curiosidad para tener una explicación única, monolítica. Ahora estamos en disposición de llegar a ser sumamente felices porque el mundo está ordenado y todo tiene una respuesta conciliadora. Esto supone para mí una aberración porque dejamos totalmente en manos de otros las respuestas a las preguntas más recurrentes del ser humano y a las que tenemos el derecho adquirido de tratar de responderlas a nuestra manera por nuestra condición de seres pensantes.
Si a esta desgraciada y mayoritaria práctica humana del dejar estas cuestiones vitales en manos de otros, le añadimos personas o movimientos altamente dañinos por su concepción del mundo y secretos fines que no le revelan a nadie que no esté entregado totalmente a su causa, llegamos al escenario en el que esta y otras muchas personas vivieron durante años. Al “hacer suyas” las ideas de los demás sin utilizar el raciocinio y aplicar la duda razonable, se acostumbraron a no percibir por sí mismos el mundo y por ende se vieron abocados a ser ciegos, sordos y mudos al rico mundo plagado de matices que les aguardaba ´ahí fuera´.
Educarse en considerar las ideas de los demás, pero no dejar que ninguna de ellas eclipse nuestro entendimiento convirtiéndose en una idea nuclear insustituible, es vital para conservar nuestra independencia y equilibrio, y poder así brindar al mundo nuestra particular aportación. Si cada uno constituye una pieza única que observa la vida desde una óptica única, el pensamiento único constituye la muerte en vida de la persona en cuestión. Es evidente que todos sumamos piezas al complicado puzzle de la vida y eso es lo que nos ayuda a todos a tratar de comprenderlo, pero estas interpretaciones son pasajeras y temporales, y al empeñarnos en que no lo sean creamos tremendos conflictos personales y colectivos.
Cambiar de opinión e incluso de ideales, siempre acompañados de buenas dosis de sentido común y una buena y sólida formación, forma parte de la dinámica de la vida. Todo en nosotros es relativo y tiene importancia en la medida en que nos afecta en cada momento de nuestra vida.