Con
este relato figurado escrito en primera persona voy intentar penetrar en el
terreno de la necesidad que tiene la mente de sobrevivir. Intentaré ponerme en la piel de una persona idealista y muy activa que se siente decepcionado por haber descubierto el entramado de su organización, y después de un proceso de reflexión se da cuenta del peligro latente de las ideologías y de las creencias en general. En
líneas generales os hablaré de un joven buscador, una mente en pleno proceso de
formación y expansión, una frenética búsqueda, su repugnancia por la injusticia
social y la necesidad de ayudar en la construcción de un mundo mejor, de reivindicar
y ayudar a plasmar valores humanos, y encajar en un grupo de personas que
hablen su ´idioma´ y le acepten sin reservas… Una vez encontrado ese lugar se
desencadenará una trayectoria personal llena de idealismo, firmes creencias, intenso
trabajo, sectarización, sacrificio, ceguera, fanatismo, profundo miedo, duda
encadenada, insatisfacción permanente, autoobservación crítica, y por fin
liberación, luz, aire, vida…
Que sirva este simple relato para
denunciar las prácticas abusivas ejercidas por todos aquellos grupos humanos
que son exclusivistas o aquellos que pretenden cambiar el mundo, y que en
cualquier caso de los citados, terminan adoctrinando a las personas dóciles para
que inviertan todo el tiempo y los recursos posibles para desarrollar la idea
del fundador o fundadores de ese movimiento. Ya estemos hablando de naciones, ejércitos,
religiones, partidos políticos, ideologías varias, familias absorbentes,
sectas… Son muchas las lecciones a aprender si logras desembarazarte del cepo
que tú mismo dejaste que te colocaran un día.
Voy a comenzar este relato con la
historia ya comenzada, sin explicaciones previas. Aquí te dejo con él:
…A mí me queda claro que a personas así les importan mucho más sus
cargos y sus trayectorias personales en el grupo que cualquiera de las personas
que lo integran. ¿Es eso amor por los infinitos huérfanos (la Humanidad en
conjunto) entre los cuales, según su estrafalaria teoría, me vuelvo a encontrar
ahora que los he abandonado (deserción, traición, etc, le llaman ellos? ¿Pensar
que estoy en un error, sin haberse preocupado de conocer los motivos, no es
pensar que ellos están en lo cierto y no es eso un absurdo filosófico? ¿La
ausencia de autocrítica que no provenga de “cuatro privilegiados” no nos deja
claro la naturaleza autoritaria de un grupo humano?
A mi
juicio, mi mentor y aquellos que consideré como guías, traicionaron mi
confianza manipulándome ´en nombre del bien común´ y del mío propio, y lo
hicieron sin contemplaciones; aunque sin pretenderlo, me han hecho así el gran
favor de su, vamos, de mi existencia, ya que gracias a esta situación he
comprendido ciertas realidades sobre la vida, las relaciones sociales y
personales que me han proyectado decididamente a una nueva etapa de mi vida.
Para
comportarse así hay que ser más ciego que los otros, por ello considero que los
líderes son con gran diferencia los más desequilibrados y perjudicados, aunque
a un loco peligroso no se le debe permitir hacer lo que quiera porque nos de
pena. A mi juicio suponen un peligro real para ellos mismos y para todo aquel
que entre en contacto con ellos.
Como
es lógico yo tenía mis aspiraciones, por supuesto, y entré en su juego muchas
veces debido a mi propia ambición insatisfecha. Mis errores con los demás los
pagué muy caros y algunos de ellos se transformaron en problemas de salud. Pienso
que por mi tibieza, en cierta medida, entre ellos siempre fui una oveja con
disfraz de lobo, un “don nadie” con demasiados escrúpulos y principios, sin
padrinos que le auparan y con un “mentor” que actuó casi siempre como un ancla. Nunca me
llegué a sentir cómodo entre los jerarcas y por lo tanto nunca lo fui realmente
aunque ostentara cargos.
Desgraciadamente,
el ideal en el que yo creí, no era real, tan sólo estaba en mi cabeza (adquirido
durante el proceso de adoctrinamiento vs lavado de cerebro); tuve la
oportunidad de vivir este sueño apartado en buena medida de todo y todos
durante muchos años, pero dicho sueño estuvo siempre lejos de la realidad
directiva y vivencial con la que me he encontrado, salvando honrosas
excepciones, que por supuesto siempre las hay.
Reflexionando,
me he dado cuenta de que siempre desconfié de las finalidades del grupo,
especialmente de sus dirigentes de alto y muy alto nivel, debido
fundamentalmente a sus lamentables contradicciones, y a su falta de humanidad y
ejemplo en momentos puntuales de crisis de estructuras o personas. Al no querer
afrontar el problema conscientemente, dicha desconfianza continuó desencadenando malestar en el
inconsciente y cada cierto tiempo volvía con fuerza, con mucha fuerza, a
golpear a la conciencia creando un espacio de crisis que combatía con el ´antivirus´
inoculado durante el proceso de adoctrinamiento constante al que fui sometido y
al que sometí a los demás (con el correr de los años esas crisis se espaciaron bastante, cosa que atribuí a la mayor estabilidad conseguida gracias al seguimiento de la doctrina). Sí, mi fe en este movimiento siempre fue muy frágil
porque nunca confié demasiado en sus jerarcas (salvo en mi mentor y su pequeño círculo
de endiosados personajes a los que otorgué gran credibilidad). Si continué y me
esforcé tanto, fue debido a mis carencias, dependencias, falta de madurez y
criterio, sumado al hábil lavado de cerebro que sufrí y que yo mismo permití
debido a las citadas carencias. No soportaba la idea de vivir en un mundo tan
enloquecido sin hacer nada. Unos hiperactivos 22 años, el hastío por vivir en
una sociedad enferma, la necesidad de salirme de la norma y de creer en algo
genuino, la inexperiencia en la vida, y ley del mínimo esfuerzo, me hicieron
conformarme casi con el primer “ideal” interesante que apareció en mi vida.
Desde luego le “había atribuido el papel de guías” a un conjunto de personajes
en gran medida vulgares, neuróticos, egoístas, y al menos tan inmaduros como
yo, y claro, terminó pasando lo inevitable.
Estas
y otras razones acompañadas de un largo y doloroso proceso de pensamiento
crítico, han hecho que cada día que pasa
más convencido esté de qué hice lo correcto al marcharme y dejarlos plantados.
Si coges distancia, observas, reflexionas por ti mismo y estás centrado, puedes
ver con suma claridad, y entonces es cuando hay que actuar decididamente por
duro, doloroso y difícil que te parezca; pienso que esa es una buena forma de
vivir en el contradictorio mar humano para así afrontar un nuevo día, una nueva
vida.
Posiblemente
la gota que colmó el vaso la constituyen la falta de escrúpulos y los desmanes
cometidos por las personas cercanas en que uno depositó su confianza, pero al
menos yo intenté ir algo más allá porque me pregunté si no estaría todo esto
causado y justificado por la estructura del movimiento donde militábamos
fervientemente. Asistimos diariamente a multitud de casos de corrupción donde
el secretismo, el corporativismo, y el miedo, entorpecen mucho el
esclarecimiento de los hechos, y esta no iba a ser la excepción.
Como
digo, después de documentarme, recordar, reflexionar cuidadosamente durante meses
y de sostener como es lógico una durísima batalla interior que mermó nuevamente
mi salud, llegué a la conclusión de que este tipo de grupos humanos son un
fraude, y su faz real está constituida en base a la ´mentira preventiva´, la
manipulación de la información, el engaño diseñado con fines propagadores y
propagandísticos, el plagio, el abuso de confianza, el uso fraudulento de
propiedades destinadas a otros fines, la apropiación indebida de la propiedad
intelectual, la tergiversación, la manipulación de personas de buena voluntad,
la megalomanía, y otras lindezas por el estilo.
Ahí
va una reflexión: si las ideas de los fundadores de muchos de estos grupos fueran
tan revolucionarias, al menos serían motivo de estudio y consideración por
parte de pensadores independientes, y en algunos lugares incluso ya se les
podría considerar entre las más notorias influencias ideológicas de su
generación. Los patéticos esfuerzos que hacen sus principales valedores para
que así sea se estrellan una y otra vez contra esa evidencia. Eso sí, en lo que
siempre hubo bastante unanimidad de criterio social fue en la consideración de
corruptores de personas, locos, visionarios y sectarios. Creo bastante posible
que en ningún círculo de pensamiento independiente consideren a estas personas y
grupos ni siquiera como notables influencias y pensadores, sencillamente porque
ni aportaron algo realmente valioso a la sociedad, ni destacaron como
intelectuales, ni tan apenas se conocen sus obras más allá del círculo de
autoconsumo constituido por socios, familiares y amigos.
Si nos
ceñimos a los grupos con un importante componente ideológico, sus obras suelen
tener un ´sello´ de dudosa originalidad, más bien son refuerzos constantes del
adoctrinamiento recibido (para ´afrontar´ con garantías de éxito las probables
crisis cíclicas), sus páginas transcritas acerca de charlas públicas y textos
ideológicos, son productos de autoconsumo que casi en su totalidad adquieren
socios y muy allegados. En ciertos niveles podemos sumar los textos más internos, aquellos donde
se exponen sus verdaderos puntos de vista, casi todos ellos de consumo interno
muy restringido.
En
bastantes casos, al ser el máximo o máximos dirigentes el único órgano
autorizado a dirigir, opinar y enseñar, nadie más puede publicar a nivel
general nada relacionado con una crítica, indagación o reajuste de las
principales líneas maestras de pensamiento. Las corrientes originales de
opinión sobre la ideología y las enseñanzas son muy inusuales y se reprimen con
dureza (empezando por el propio autocontrol que ejerce sobre sí mismo el
discrepante), relegando al ostracismo a los más osados. La dictadura del
pensamiento único se impone y es consentida por todos fundamentalmente por
miedo. La verdad es que desde dentro de una estructura estas palabras mías seguro
que suenan a desatino y producen una mezcla de indignación, risa y hartazgo,
por su aparente irrealidad y desconocimiento de lo que sucede dentro. Por lo
general ningún movimiento está dispuesto a analizarse hasta casi el
desmantelamiento, como medio de comprobar si su existir aporta algo valioso a
la sociedad; iría en contra del instinto de supervivencia. Además, si esto
sucediera con relativa rapidez, ¿qué incidencia tendría sobre la salud mental
de la mayoría de sus defensores? Todo
debe permanecer ´sosegadamente igual´, los cambios profundos son arriesgados y
van en contra de la tradición sustentada por el instinto de supervivencia del
grupo.
Muchos
de estos grupos han surgido del cisma de otros, hay que justificar tu
disidencia con argumentos verdaderos o mejor aún mezclando verdades con
mentiras. Así, la posterior creación (¿inspiración
o invención?) del grupo, sumados al “modus operandi” seguido por los fundadores
y sus adláteres para su crecimiento y supervivencia, suelen determinar este
tipo de estructuras, y a su vez han sido, a lo largo de su historia dos de las
razones fundamentales por las que sistemáticamente estos movimientos han
sufrido desbandas más o menos preocupantes que han llevado a que muy pocas
personas jóvenes o veteranas sigan aportando su impulso y experiencia. En el
caso concreto de grupos de carácter sectario, es patente que muy pocas personas
de reconocido éxito, conocimiento y carisma en el mundo, hayan optado por
sumarse a ningún movimiento con estas características. Curiosamente las
personas con perfiles interesantes vinculadas a dichos grupos no citan en sus vastos
C.V. su estrecha vinculación, ni los importantes cargos que desempeñan en él, y
hasta es posible que recomienden que no hay que avergonzarse de quien es uno
(ellos lo ocultan por pura estrategia)… Juzga por ti mismo.
En
algunos casos nos encontramos con movimientos que se revisten con una pátina de
cultura tradicional y que presumen de un “vasto e inigualable programa de estudios”.
Con mucha frecuencia esas afirmaciones son pura propaganda (sobre todo interna)
que tan solo engaña a personas manipulables y dóciles para los jerarcas, y
desobedientes y críticos para el resto del mundo. Dichas personas carecen de
una formación específica en la mayoría de los conocimientos que allí se
transmiten. Los ideólogos los diseñaron como pavos reales exhibiendo unas
plumas de pega más o menos conseguidas que pueden impresionar si no te fijas en
los detalles y te conformas con lo primero que te suena bien; pero analizando
dichos conocimientos con cierto rigor intelectual aparecen tal cual son, textos
muy poco documentados, manipulados interesadamente, nada eclécticos,
tendenciosos, incompletos e incoherentes.
En
cuanto a la didáctica y la pedagogía solemos encontrar un modelo de pensamiento
único mejor o peor enmascarado. Sólo el fundador y sus sucesores son los
encargados de reflejar en textos de indudable atractivo emocional y en
ocasiones de inspiración clásica, las ideas principales del movimiento. Los
sucesores son marionetas al servicio de esos principios que enmascaran si es
necesario para la supervivencia de ese ideario. Su poder reside posiblemente en
que se trata de textos de una innegable belleza pero de muy difícil aplicación
debido a la gran cantidad de aspectos que tratan y al poco tiempo que se le
termina dedicando a cualquier tema (el objetivo principal es otro, la
dominación para terminar sirviendo incondicionalmente al movimiento). Algunos
autores ponen ejemplos de esto: ante el comentario de “esto está muy bien pero
hace falta más horas de práctica para llevarlo a cabo”, el sector más ortodoxo
dice automáticamente eso de “pues le quitas horas a otras actividades –sueño
incluido-“, o, “es que te organizas mal el tiempo”, o, “es que le dedicas
demasiado tiempo a tus asuntos personales”, o, “un idealista firmemente
comprometido sacrifica su personalidad y su vida personal en aras del
engrandecimiento del ideal que defiende”…
Algo
similar se podría decir de sus cuadros docentes con una formación técnica y
pedagógica, en más ocasiones de las que puede parecer, muy deficiente (se
comportan más bien como unos buenos comerciales que como docentes
responsables); son miembros integrados (sólidamente adoctrinados) que tienen en
general muy buena voluntad y que suelen ser de los más dóciles ante el poder
que emana de la cúspide. Sin embargo, debido a la gran cantidad de asuntos que
tienen que acometer, añadido a sus propios asuntos personales, los convierten
en su mayoría en meros aficionados adoctrinados para acometer dichas acciones
formativas con el fin principal de adoctrinar a otros a su vez. Dicha mezcla,
más la deficiente, en más casos de los reconocidos, formación del enseñante de
turno, hacen de sus programas de formación otro importante fraude. La
importancia que se le da a la investigación y a la introspección choca
frontalmente con la ausencia de tiempo dedicado a estos menesteres y la
inexistencia de un departamento pedagógico que fije los objetivos didácticos de
cada materia. Y en ocasiones no será por falta de profesionales en materia de
pedagogía, psicología…, ya que incluso pueden formar parte de los socios aunque
generalmente sea en un reducidísimo número. Generalmente
el hecho de que cada materia tenga que pasar por el “cuello de botella” que
supone la obligatoria supervisión por parte del máximo o máximos jerarcas, de
cada reforma propuesta (para que la materia no se desvíe del propósito doctrinario
que se persigue), ralentiza tremendamente todo este proceso. Incluso estas
personas formadas en la universidad se “pliegan” ante el poder persuasivo que
confiere la autoridad moral del líder por mucho que se justifique y opine que
nadie le hace caso; el victimismo es un arma arrojadiza que los líderes con desequilibrios
mentales saben utilizar muy bien. En el fondo todas estas contradicciones están
relacionadas con su principal propósito mesiánico que es al que en cada sede se
dedica un importante % del tiempo. En el caso de los miembros comprometidos se
termina dedicando más tiempo a la formación ideológica que a la intelectual (el
adoctrinamiento es constante).
Se hace evidente a medida que uno avanza y se
compromete, que la lucha entre la idea de
lo que es y lo que debería ser alcanza límites de exigencia muy elevados
que chocan frontalmente con los intereses personales (decantarse más y más
hacia el proyecto común es considerado como un sacrificio noble y digno de ser
señalado), así que los miembros más comprometidos hacen lo que pueden con el
poco tiempo que tienen y así van perdiendo su propia identidad y se van
transformando en seres impermeables a todo lo que provenga del exterior,
“abriendo sus compuertas interiores” sólo cuando alguien procedente “del mundo”
parece que tiene posibilidades. La mayoría de estos colectivos se “miran
constantemente el ombligo”.
Vuelvo
a recordar al lector que estos argumentos, con los lógicos ajustes, se pueden
aplicar a grupos pequeños, medianos, grandes y de masas.
En
cualquier movimiento humano lo normalmente admitido es la renovación periódica
de cargos y de bases. Se entiende que todos podemos apoyar con gran dedicación
una causa durante un tiempo, además del lógico desgaste de las ideas y el impulso,
de los cambios en la vida familiar… Lo que nos parece excepcional es comprobar
cómo algunas personas, a pesar de pagar un alto precio personal por su
decisión, sacrifican toda una vida por dedicarse a una causa… Sin embargo, en algunos de estos movimientos
se pretende que esto sea lo normal en todos los miembros posibles, chocando
ello una y otra vez con un principio tan simple como el antes expuesto que le
lleva sistemáticamente a no tener gentes de peso para poder sostener la
estructura, haciendo que sus cuadros dirigentes no se renueven y acusen un
cansancio crónico que se mitiga con una timocracia galopante, una fe
inalterable en la misión sagrada encomendada, y una innegable búsqueda del
autosacrificio personal en aras de un bien personal y común superior que “pone
mucho” al fanático de turno.
En
casos más puntuales, la “cultura anti-debilidad” suele ser muy practicada, hay
que seguir aunque se reviente. Evidentemente eso lo pagan caro por un lado las
bases que tienen que sufrir marchas y contramarchas, y por otro los dirigentes
que van acumulando cansancio y frustraciones más o menos grandes que les llevan
poco a poco ser más fanáticos para poder resistir el ritmo.
No
me cabe duda de que en muchos casos se trata de dictaduras encubiertas,
teocracias totalitarias, misticismos con doble fondo, ideales políticos de
todos los colores, rancios abolengos que es preciso perpetuar, chantaje
emocional disfrazado de amor universal, superioridad racial, cultural,
continental, o económica… Y para que esto funcione hay que sazonarlo
generosamente con buenas dosis de coerción para asegurar los marcados fines
mesiánicos y megalómanos. Desde luego que en absoluto se cuenta con la sociedad
de su tiempo a la cual en el fondo se desprecia y considera inferior e indigna.
A las personas que viven en ella se las ´quiere´ por el interés de que puedan
ser ´salvados´ y añadidos a las listas de socios, fieles, miembros, etc. Se
trata de movimientos en los que se vive, trabaja y crece en su entorno, esperando
ser lo suficientemente fuerte como para brillar con luz propia el día en que el
mundo conocido termine por desmoronarse o les otorgue el poder al encontrarse
sin soluciones. Cuanta más utópica sea la meta más tiempo le vas a conceder;
ese es el enorme poder que tienen las profecías autocumplidas.
En
su seno suele ser común que una enorme cantidad de socios no tengan apenas voz
y por supuesto no tengan voto, cosa que hace sospechar de su trasparencia,
aunque a eso se le llame disciplina de partido, o de comunidad.
Desgraciadamente estos grupos sólo se miran a sí mismos y viven en un gran
aislamiento (además de en una permanente alegalidad e incluso cierta ilegalidad).
Cuando tratan de seducir a otras organizaciones, estas a regañadientes las
toleran, siempre y cuando les muestre la cara aceptable. ¿No justificará todo
esto que las personas no sean verdaderamente importantes en tanto en cuanto no
lo son para cumplir sus secretas e improbables finalidades?
En
mi opinión, una estructura humana que pretende funcionar de esta forma está
condenada a fragmentarse periódicamente hasta componer un mosaico de sectas
provenientes del movimiento madre. Generalmente él, o los fundadores, soñaron
con mundos retrógrados, fantásticos, utópicos, únicos, felices, religiosos,
pacíficos...; entre otras manejan ideas tales como misterio, decadencia, edad
media, enemigo natural, oportunidad y destino histórico, estado de emergencia
permanente, traición y otras por el estilo (muy utilizadas por los dictadores
de todos los colores). Al espantarles sobremanera el momento histórico que les
tocó vivir. Haciendo soñar a los que les quisieron escuchar, con un mundo nuevo
y mejor criticando para ello ferozmente a sus contemporáneos y arrancando de
cuajo toda esperanza en el cambio social a través de las aportaciones individuales
y grupales. Suelen tener un enorme afán de protagonismo y casi total carencia de
escrúpulos para hacer lo necesario con el fin de que su obra les preceda. Los
sucesores intentan mantener ´intactas´ las ideas madres y para ello necesitan
un engrasado aparato opresor que vela por la supervivencia de la idea madre por
encima de los integrantes. Es indignante la opinión que se tiene de aquellos
“desertores” que abandonan el grupo (sobre todo si no están dispuestos a
guardar silencio absoluto). En algunos grupos se define este proceso describiendo
al grupo como un organismo vivo que come y excreta. Es algo repulsivo, cruel,
innecesario que revela egoísmo, violencia y fanatismo a ultranza.
Estas
y otras determinantes razones crean potentes disensiones en su seno cada cierto
número de años; los años que no ocurre es porque el movimiento está remontando
esa crisis y vuelve a crecer hasta que vuelve a llegar el desmoronamiento. Con
el paso de los años la forma de enmascaramiento social hace mucho más eficaz el
adoctrinamiento. Seguramente este es uno de los temas más recurrentes tratados
en las reuniones de jerarcas. Por ello cada vez analizan e identifican mejor
los ´agujeros´ del sistema y los tapan con ´doble ración de hormigón
armado´. Estos grupos humanos son como
imanes que atraen a personas con determinadas características, búsquedas y
sobre todo carencias. No los veo como
grupos formados mayoritariamente por malas personas, en mi opinión las que lo son, ya lo eran antes con toda
seguridad; son personas con perfiles similares, compuestos como ya dije por
fuertes carencias que les llevan a desarrollar extraordinarias dependencias.
He
expuesto algunas de las principales razones de las duras críticas a las que son
sometidas estos grupos por parte de organismos y personas independientes (no
como algunos medios de comunicación y organizaciones de carácter político y
religioso), que avisan de que el verdadero peligro de estas organizaciones
radica en que sus nefastos métodos y notorias contradicciones muestran que han
sido creadas y mantenidas por personalidades trastornadas. Estos grupos buscan
descaradamente la aprobación social como medio de salvación de sus bases y
dirigentes (es muy importante la autoestima colectiva). Necesitan ser bien
vistos por la sociedad pero sin perder sus principales señas de identidad; como
ambas cosas son casi imposibles de compatibilizar, se ha internalizado mucho lo
que les hace incomprensibles e impopulares con la esperanza de sobrevivir y
crecer si es posible. Se han asesorado más o menos bien, pero lo que les impide ´lavar eficazmente su maltrecha imagen´ es el indudable ´doble fondo´ que ocultan, y a los ojos de personas equilibradas que los han conocido, el fuerte adoctrinamiento y tergiversación de los conocimientos que transmiten. Todo ello dirigido hacia el mismo fin, que seas una pieza más en una maquinaria diseñada con un fin específico (este dependerá de la orientación ideológica del grupo).
Esta
idea de superioridad sobre el resto, que no es patrimonio exclusivo de ninguno
de estos grupos, constituye una enorme contradicción, pues el tan ansiado
“nuevo orden” poco de nuevo tendrá si el ser humano coloca semejante tronco en
medio de su propio camino. El tronco al que me refiero lo constituye el hecho
de que las ideas sobre la exclusividad de una ideología han llevado a los
grupos que las han manejado al desastre colectivo. Esto es propio de
movimientos que necesitan aislarse de esta forma para auto justificarse, que
desprecian el mundo de su tiempo con una cortés sonrisa que esconde más que
muestra, la idea de que todo lo que no nace en su seno es decadente y por lo
tanto muerto, y que lo que ellos traen salvará a la humanidad de la barbarie,
evitando que volvamos a comenzar desde cero; esta es una idea muy extendida.
Basta repasar la historia del siglo XX para darnos cuenta adónde nos llevó esa
postura.
Como
ya he señalado en varios párrafos, en mi opinión, aquellos que hemos
participado activamente no hemos sido muy exigentes a la hora de investigar sin temor los
aspectos contradictorios, tal vez por un equivocado concepto de la lealtad y
del amor elevado, un fuerte conformismo y baja capacidad crítica, una clara
dependencia e inmadurez, y una desesperada búsqueda de seguridad interior (lo
cual revela un fuerte miedo a la vida); pienso que esas son algunas de las
principales razones por las que muchos desarrollamos tal convencimiento. Si nos
dimos cuenta de muchas cosas mal hechas optamos por mirar para otro lado con la
ayuda inestimable de un adoctrinamiento que nos llevó a “pensar” que dichos
errores son debidos a las personas y no al movimiento en sí, el cual es
perfecto por definición. Sobran las
palabras.
En
mi opinión, nada de lo que se haga cambiará el hecho de que el verdadero cáncer
(con enorme metástasis) de un grupo así (y estamos rodeados por multitud de
ellos) está en que seguirá haciendo lo mismo, a saber: tratar de
convencer con una propaganda mega estudiada y distorsionadora de la realidad y
de su realidad, en el caso de que dispongan de un programa de formación, este
resulta caótico, poco profundo, manipulador de conocimientos y falto de una
programación pedagógica conveniente, una suma de argumentos torpes y mal
hilados -llamados ideología-, un sistema de premios y honores que las convierten
en organizaciones sumamente jerarquizadas, la utilización como moneda de cambio
de la idea de autoridad (ideal para fanáticos autoritarios de todos los
colores), unas pretensiones secretas de
lo más estrafalarias que esconden claramente para no ser más impopulares de lo
que ya son… Todo esto y algo más se ofrece al que se preste para construir
un mundo fantástico que sólo vive en las mentes inmaduras de sus dirigentes más
fanáticos que a su vez fueron engañados por los fundadores y continuadores
(personas a mi juicio profundamente trastornadas y auténticos peligros
sociales).
La
desasimilación de las bases y sus dirigentes, cosa tenida como natural en
cualquier colectivo ´normal´, aquí constituye una especie de tragedia difícil
de digerir y que provoca ciertas reacciones que dejan ver a las claras el
carácter mesiánico y sectario de un colectivo. Muchas de las cosas que digo
constituyen hechos innegables que seguramente podrán demostrar los que los
hayan vivido; y con datos y hechos recopilados a lo largo de los años, eso sí,
no interpretados y manipulados interesadamente.
En ocasiones, cuando
reflexiono para entender por qué me dediqué con tanto ahínco por tanto tiempo,
me doy cuenta de que el motor de mi comportamiento fue que legítimamente quise
creer que el ser humano puede juntarse para hacer cambiar el mundo, y que este
grupo podría hacerlo porque era algo genuino, pero me choqué de frente con un
principio fundamental: ¿Cómo van a cambiarlo personas que tienen al menos
tantos defectos como aquellos a los que critican? ¿Cómo voy a cambiarlo yo si no he cambiado
casi nada a pesar de ser educado con un sistema supuestamente infalible? ¿Seré yo sólo, o le habrá pasado a
muchos? ¿O es que quizá se referían a
otros cambios relacionados con el autoritarismo y el fanatismo que forman parte
fundamental del ser de este grupo?
Además no fui selectivo ni crítico, ni investigué profunda e
independientemente las raíces de aquél movimiento, sino que me conformé con la
visión unilateral que se me dio, además de tratar de prosperar en la estructura
y de tratar de ser un personaje notable. No todos los motivos que me
determinaron a abandonar dicho grupo han sido nobles (también hay
resentimiento, instinto de poder no consumado y sensación de fracaso); por ello
he trabajado mucho en esta dirección porque en una futura crisis podrían
volverse factores determinantes para intentar volver al movimiento. Es cierto
que cuando leí esto por primera vez me sentí algo extraño, ya que pensé que
pocos meses antes hubiera dicho que el que esto escribió está resentido y sólo
quiere hacer daño y que maneja mal la información que pueda tener. Este texto
es una reflexión personal “en voz alta” que me ha servido para ordenar
pensamientos y vivencias.
Creo que es muy difícil
ver las contradicciones desde dentro debido a la ausencia casi total de
autocrítica que no sea con miras a mejorar su rendimiento, y por la formación
ideológica ´más o menos hilada´ que se imparte a sus integrantes. Como
expresión humana tiene derecho a existir, mientras no se demuestre que es
altamente dañino (cosa difícil de demostrar incluso desde el conocimiento más
profundo) y sus miembros tienen también derecho a permanecer en la inopia como
yo lo hice. Es muy probable que redefinir profundamente al grupo equivaldría a
borrarlo del planeta.
En
mi opinión, el verdadero “tirón” de un grupo radica en buena parte en las
personas que lo integran (no por lo que logra de ellas, sino porque se
aprovecha de lo que ya eran en sí mismas antes de conocerlo), ya que son en
buena medida gentes de buena voluntad que sinceramente quieren mejorar el
mundo. Desgraciadamente la división muy temprana entre gregarios y líderes,
sumado al fuerte ritmo de actividades y al adoctrinamiento constante, impide
muchas veces, en buena medida, que nos conozcamos mejor y podamos desarrollar
verdaderas amistades.
Resumiendo
muchísimo lo dicho hasta ahora, te diré que dimití de mis cargos de forma
irrevocable, arreglé los asuntos pendientes, lo notifiqué a las autoridades pertinentes,
y me fui por donde vine, porque estaba literalmente harto de protocolos,
cargos, rangos, ideología, creencias, cinismo, medias verdades y mentiras
preventivas, personalismos, egoísmos, falsedad, manipulación… Y sobre todo muy
cansado, un cansancio no relacionado con la falta de energía, de pasión y de
entrega a una causa, sino relacionado con la constatación de que estos grupos,
su obra y su finalidad no le interesan a casi nadie, no aportan casi nada
nuevo, y sus fines nunca han terminado de estar claros para el gran público
porque si los contaran entonces sí que estarían perdidos.
Les
guste o no, el mundo sigue girando y sobre él hay personas y colectivos muy
importantes y necesarios para el desarrollo del ser humano que no creen en eso
de que ´el fin justifica los medios´, y que no hacen de la coerción y el adoctrinamiento
su principio rector.